viernes, 15 de mayo de 2009

UNA CALLE CUALQUIERA


Dejo para todo el fin de semana una parte de mí, una parte recogida de una calle cualquiera de este mundo de blogosfera, y no lo digo por menosprecio, más bien es por alagos, porque es una calle cualquiera de las que hay libre, sincera, abierta, cariñosa, tolerante, puta, canalla....

Dejo para el fin de semana una parte de mis comienzos por este mundo bloguero de la mano de mi calle, de los vecinos que me animaron después de muchos comentarios a que abriera un blog, a los que desde Sevilla(AVALÓN) y desde Valencia (ETINACARDIA) me abrieron parte de sus vidas, las que me alegraron y las que me entristecieron, la de los buenos momentos y la de los malos, la de las personas que están ahí cuando uno los necesita, la de las largas conversaciones telefónicas..

Dejo para el que le interese tres relatos de esa calle, por orden de publicación, del cual me sentí orgulloso de poder colaborar y más orgulloso de que ellos lo permitieran, dejo este recuerdo de esa calle cualquiera porque hoy estoy contento, muy contento y mis alegrias las comparto con las personas a las que quiero y aprecio, y entre ellas están los inquilinos de mi calle, "CALLE QUIMERA", y mi alegría y satisfasción me hace recordar buenos tiempos, aquellos en los que uno se la pasa bien con gente que no fallan y que en dias de angustias y bajones quiero que sepan que estoy con ellos, va por ustedes AVALÓN Y ETINACARDIA, (CALLE QUIMERA).


TEQUILA I


Al entrar en el pub el calor le dio de plano, casi como una bofetada. El ambiente estaba cargado allí dentro, enrarecido por el aire acondicionado y el humo del tabaco. Había mucha gente, sería difícil encontrar un sitio libre... Escudriñando rincón por rincón al fin vio una mesita desocupada y se dirigió rápidamente hacia ella. Se quitó el abrigo, se sentó en uno de los silloncitos, dejando en el de al lado el gabán cuidadosamente doblado, y se dedicó a pasear la mirada por el local mientras esperaba que se acercase algún camarero. Sí, había ambientillo... Sonaba un tema de moda, con el volumen justo para no apagar el de las conversaciones, y todas las mesas estaban ocupadas por parroquianos que charlaban animadamente. Había tenido suerte encontrando una libre... La iluminación era agradable, tenue pero suficiente, la decoración sencilla y elegante, y las paredes forradas de madera le daban un aspecto muy cálido al local. Nunca había estado en ese pub, pero le gustaba, tendría que venir más veces.

Sus reflexiones fueron interrumpidas por una joven y guapa camarera, que le preguntó obsequiosamente qué deseaba tomar. La miró con fijeza de arriba abajo, casi con descaro.

-Tequila, preciosa -contestó, sonriéndole insinuante- Y unas almendritas saladas, saladas como tú.

La chica, acostumbrada a requiebros de los clientes, le devolvió una vacía y mecánica sonrisa y se retiró. Acomodándose mejor en su silloncito, Jorge se ajustó el nudo de la corbata, quitó una imaginaria mota de su pantalón y sus ojos continuaron recorriendo el local, con una expresión complacida en su rostro. Presentía que tendría suerte esa noche con alguna chica. Estaba animado; ya era el tercer pub que visitaba, y desde luego el tequila que le traía la camarera en esos momentos no era lo primero con un elevado número de grados que trasegaba esa noche. Unos cuantos vinos y vasos de ron habían ya precedido al tequila que acababa de pedir. Sentía un optimismo casi rayano en la euforia, y no sabía muy bien si eran los efectos del alcohol que llevaba consumido o una especie de pálpito, pero algo le decía que aquella noche iba a tener buena caza.

- Aquí tiene, señor, su tequila y las almendras.

La chica se inclinó ligeramente para depositar la bebida sobre la mesa, y Jorge dirigió la mirada con cierto descaro a su generoso escote, gesto que no pasó inadvertido para ella.

-¿A qué hora sales esta noche, guapísima?

- Muy tarde, señor, a la hora de cierre. Viene mi novio a buscarme.

Sin mediar más palabras, la camarera se encaminó hacia otra mesa desde la que la llamaban. El ligerísimo rictus de fastidio desapareció al instante del rostro de Jorge. En realidad, tampoco esperaba tener éxito con aquella proposición... Encendió un cigarrillo con la misma expresión de complacencia de antes, y mientras arrojaba lentamente bocanadas de humo, recreándose en las volutas que salían de su boca, continuó dejando pasear la vista por el local. Estaba lleno, no cabía un alfiler. Sus ojos se detuvieron de repente en un mujer que estaba en la barra, bebiendo algo que parecía ser un whisky. Con aire totalmente ausente, la mirada de la mujer no se apartaba de los cubitos de hielo que flotaban en su vaso. Estaba sola, era obvio, y Jorge la consideró un buen objetivo. No era excesivamente joven, debía de rondar ya los 40, pero su rostro aún mostraba un atractivo considerable, y aunque con algunas redondeces de más, tenía un cuerpo apetecible.

Con tal fijeza recorría su vista la fisonomía de la mujer que ella debió de notarlo, porque en un momento determinado se giró levemente y sus miradas se cruzaron. Jorge esbozó una amplia sonrisa, y levantó su vaso como iniciando un brindis. Ella sonrió de forma desvaída, y volvió a concentrarse en su vaso.

Pero él no estaba dispuesto a renunciar con tanta facilidad. Manteniendo aquella sonrisa suya que tantas veces había ensayado ante el espejo hasta perfeccionarla continuó contemplándola con la misma fijeza, hasta que ella volvió a mirar hacia él. Los ojos de Jorge expresaban una clara invitación que, por unos instantes, pareció que ella iba a declinar. Pero la mujer debió de pensárselo mejor, porque de repente, vaso en mano, se dirigió a la mesa.

- ¿Me permites sentarme?

- Por supuesto.. Los silloncitos te resultarán más cómodos que esa banqueta de la barra.

Jorge desplegó todas su artes de seducción, que no eran pocas, en la conversación que se inició a renglón seguido. El instinto y la experiencia le decían que no era aquella de las mujeres que se conquistan con facilidad, y le sorprendió viva- y gratamente- que tras un par de horas de charla y alguna copa más ella aceptara su proposición de ir a concluir la velada al hotel que había al final de la calle.



AVALON


TEQUILA II


Le despertó el sol que entraba ya a raudales por la ventana de la habitación. Incorporándose ligeramente en la cama deslizó con esfuerzo la mano hasta la mesita de noche, y, tanteando la superficie, cogió su reloj, que había dejado allí tirado de cualquier manera al poco de llegar. Con los ojos aún entrecerrados y cargados de sueño miró la hora. Las 10.15... De nuevo se dejó caer pesadamente sobre el colchón, cerrando los párpados. Le dolía la cabeza, y empezó a pensar que tenía que dejar el alcohol, las noches locas... Sus pensamientos fueron interrumpidos por la presencia de la mujer. Salía del baño con el pelo aún mojado por la reciente ducha, pero ya vestida, y se dirigió hacia él con una ausente y pálida sonrisa. Él hizo un débil amago de incorporarse en la cama, que ella cortó con un rápido gesto de su mano.

- Déjalo, no te levantes. Me voy ya. Un beso...

Se inclinó sobre él, depositó un leve beso en su mejilla y, tras coger su bolso, salió de la habitación. Jorge cerró de nuevo los ojos, intentando de esa manera paliar un poco el dolor de cabeza. Bueno, no había estado mal la noche, pensó con una ligera sonrisa dibujándose en sus labios. De todas formas, qué rara era aquella mujer, ahora que lo pensaba... Ni siquiera conseguía recordar su nombre. ¿Acaso se lo había preguntado en algún momento? No, seguramente no, ¿para qué?

Los recuerdos de la noche pasada acudían a su mente, abriéndose paso a fugaces ráfagas entre las brumas del alcohol y de la pesadez que le embotaba el cerebro. Cuando entraron en la habitación la había cogido por la cintura y la había besado con una pasión que iba in crescendo conforme sus manos recorrían el cuerpo de la chica, despojándola poco a poco de su ropa y acercándola a la cama a pasos trastabillantes. No conseguía ahora recordar que sus besos hubieran sido correspondidos con similar pasión... En esos momentos no estaba muy seguro de nada, pero juraría que los labios de ella respondían de forma mecánica a la presión de los suyos, incluso que en alguna ocasión lo hacían casi de manera forzada...

Una vez en la cama, ella le había pedido que apagase la luz, a lo que él, aunque extrañado, accedió. Tampoco es que le importaran los motivos, se trataba de que ella no sintiera la necesidad perentoria de salir corriendo, como en algún momento le pareció intuir. "No es fácil cazar presas a la primera", pensó sonriendo de nuevo. Y más del tipo de aquella chica, en la que jamás hubiera supuesto la docilidad con que llegó a plegarse a cada caricia o petición sexual que él le urgía, impulsado por los vapores del alcohol y de la pasión. Sí, la mujer le satisfizo en todo, como una geisha. O más bien como una autómata, ahora que lo pensaba... El cuerpo de ella se estremecía al contacto de sus manos, de su boca, pero en estos momentos, ya que todo había pasado, no se atrevería a asegurar que fuese el deseo lo que le hubiera provocado esos espasmos, sino otras sensaciones bien distintas...

En estos momentos incluso creía recordar que mientras estaban en la cama, a la tenue luz de la luna que entraba por el ventanal, que era toda la iluminación de que disponían, había podido entrever en los ojos de la chica expresiones que iban desde la tristeza más profunda a la desesperación, pasando por momentos de dolorosa, vacía y total indiferencia. Incluso en algún instante hasta asco... No solo no la vio sonreír en toda la noche. Ni siquiera llegó a hablar. Ni a gemir. Ni un jadeo. Es más, juraría que el brillo de sus ojos en uno de los momentos de actividad sexual más intensa, el único signo de vida que observó en ella en todo ese tiempo, se debía a una lágrima que velaba sus pupilas. Bien pensado, se había comportado en todo momento como un marioneta de cuyos hilos había estado aceptando que tirasen. Parecía una muñeca rota. Tan pasiva, con aquella mirada vacua, dejándose hacer...

Ahora no estaba seguro de que la noche hubiese transcurrido de forma tan satisfactoria como en un principio, animado por la docilidad de la chica, le había parecido. Más bien le producía cierta incomodidad recordar aquellos ojos traspasados por una tristeza infinita, la frialdad de aquellos labios y de un cuerpo inerme ante sus caricias, a las que solo respondía de una forma maquinal. Cuando respondía... Un ligero rictus de desagrado desdibujó sus labios. Mejor haber olvidado pedirle el teléfono.

Definitivamente, tenía que dejar estas correrías nocturnas. Tanto alcohol y tantas mujeres flor de una noche no podía ser bueno, pensó, mientras un leve suspiro agitaba suavemente su pecho. Sobre la mesita de noche había una radio despertador, y seleccionó un número cualquiera en el dial, esperando que el sonido le ayudase a despabilar del todo. Las notas de una música trepidante parecieron llenar la habitación. Café Quijano cantaba:

"Y tanto tequila
lo tengo que dejar,
no quiero disgustos
sé que despierto
y llegan los sustos.
Y vale ya de sobresaltos,
con quien me acuesto
no me levanto.
Y tanto tequila...
Lo malo de los alcoholes
es que no te dejan ver,
debajo de los disfraces,l
o que puede aparecer.
Me pasa por cariñoso,
soy donante de placer.
Y sé que amar tiene riesgos
que uno tiene que correr.
Y mira que no espabilo,
que con el tiempo voy a peor.
Lo pienso y a veces digo:
“¡ Quédate en casa que estás mejor !”.

Jorge sonrió. Aún podía permanecer un rato más en aquella cama tan confortable. Se desperezó lenta y voluptuosamente. El contacto de las suaves sábanas en su cuerpo desnudo resultaba muy agradable, el dolor de cabeza comenzaba a disiparse, al igual que el recuerdo de la mujer que había estado con él aquellas horas. Era sábado, y aún quedaba un largo día por delante. Y una más larga noche...




AVALON


TEQUILA III (Colaboración Raúl Junquera)


"Tequila" era un relato sin desenlace, abierto a mil finales distintos, tantos como la imaginación de los distintos lectores. Esta estructura narrativa me pareció atractiva de emplear en un medio de comunicación interactivo como es un blog, abierto a diálogo entre quien escribe y quien lee, pues dejaba la puerta entornada a interpretaciones personales del lector sobre determinados puntos de la historia narrada, al debate, incluso a su participación activa en una obra que no está terminada.

En el comentario de Gustavo y en la respuesta que se le dio ya se habían planteado algunas posibilidades sobre las motivaciones que pudieron impulsar la conducta de uno de los personajes centrales, precisamente el aspecto de la narración susceptible de generar mayor número de intervenciones. La sorpresa nos la dio el comentario de Raúl, que, en forma de relato, ofrecía una más de las posibles causas que podían haber impulsado al personaje femenino a aceptar la proposicón de su antagonista en la historia.

La aportación de nuestro compañero nos pareció una vuelta de tuerca más en las posibilidades que ofrece un relato con final abierto en un medio como es el blog: imbricarla en la historia como parte de ella. Y así la presentamos aquí, evidentemente contando con su permiso. Gracias, Raúl.



Yo me he quedado bastante intrigado por el motivo de la chica para actuar de esa manera. He procurado que meterme en ella y seguirla. Poco a poco, a medida que estoy escribiendo, voy acercándome a la verdad. Me está costando un poco, pues no es una chica fácil de entender, está muy encerrada en sí misma.

Justo después de salir del hotel se fue para su casa y pasó el resto del fin de semana sola. Apagò el móvil, pero cada media hora lo encendía para ver si había alguna llamada. Sí, la había, pero no de quien ella esperaba.

Sigo escribiendo y descubriéndola y me entero de que el lunes volvió a su trabajo, como de costumbre, pero no con la alegría de siempre. Se nota más triste, está como arrepentida de lo ocurrido con Jorge, no para de darle vueltas a la cabeza. Eso la está atormentando, su móvil suena, pero no es quien espera. Pocas palabras en la conversación... Y a medida que sigo escribiendo descubro que está pasando por un momento de depresiòn. Para mí la semana se ha pasado ràpida, para ella ha sido eterna.

Ya estamos a viernes otra vez, no ha quedado con ninguna de sus amigas. Continúo escribiendo y descubriéndola, necesito saber qué va a hacer. Posiblemente entienda su enigmática actitud hoy. La estoy siguiendo. Después de terminar su jornada entra en una peluquería y se arregla el pelo; creo que va a volver a salir, y efectivamente, eso hará, seguro. Sigo escribiendo y descubriéndola. Ha vuelto a revisar su móvil apagado y tiene diez llamadas perdidas, pero ninguna de la persona que espera. Se viste, coge su bolso y se dispone a salir...........

Tras varios tragos por diversos bares de copas de la ciudad termina entrando en un pub tipo irlandés. Vaso en mano, sentada en la barra, se le acerca un señor que la invita a una copa que ella acepta. En un principio pensé que este era otro Jorge, pero no, solo era un viajero que estaba de paso y buscaba algo de conversación. Ella se la brinda sin titubear, y accede incluso a ir a una discoteca con él. Sigo escribiendo e intentando descubrirla. No sé qué pasa por la cabeza de esa chica, necesito saber , necesito escribir para descubrir......

La conversación se hace más íntima y resuenan en su memoria ecos de lo que sus amigos le han contado acerca de sus noches locas. Y empieza a hacerse ilusiones. La chica promete, pareciera que no es como las otras, piensa él, pero como se resbale me la como a besos, susurraba para sí mismo...... Salen de la discoteca y empiezan a caminar. Ella toma camino por unas calles un poco más solitarias.

Sigo escribiendo y descubriéndola, necesito saber por qué se sentía frustrada la semana pasada. Pero ahora parece volver a lo mismo, ¿qué pasa?... De repente se paran frente a la puerta de un pub. "Aquì trabaja una hermana mía, ¿te apetece que entremos?", dice ella. Él accede raudo y veloz; le gustaba que su conquista le introduzca de lleno en la familia de ella, pues este hombre no es el típico ligón y ya se está haciendo hasta ilusiones más allá de esa misma noche. Se sientan en una mesa junto a la salida de emergencias, y les atiendo una chica. "¡¡Hola qué sorpresa más grata!!" "Sí, te presento un amigo, estábamos dando un paseo y le dije que entráramos a que conociera a mi hermana."

La conversación continúa ante las copas; en un momento dado ella le pregunta si le parecería bien que esperaran a su hermana al salir para irse juntas para la casa y que le agradecería su compañía, a lo cual él accedió nuevamente. Esto ya me volvió loco... ¿Qué diablos pasaba? Ahora ya no se iba a un hotel como con el otro. Y además yo no sabía que tenía una hermana. Sigo escribiendo y descubriéndola..... Salen del pub los tres, toman un taxi y se dirigen a casa de las chicas. Al llegar ella, despidiéndose con un beso en la mejilla, le da las gracias a su acompañante por lo bien que se lo ha hecho pasar. Él le corresponde con otro beso, diciéndole que una mujer como ella se merecia eso y màs. Se guiñan de forma cómplice y él continúa en el taxi su camino.

Las dos chicas entran en el portal, esperan el ascensor, mientras una dice: "¡Què sorpresa verte hoy por el pub! No me lo esperaba". "Yo tampoco", responde la otra, "pero pensé que hoy iba a ser mi día de suerte..... He estado esperando tu llamada todos estos días....." "Sí, lo sé, disculpa."

Llega el ascensor, entran, dan al octavo piso, se cierran las puertas... Se miran a los ojos y se funden en un apasionado beso, acariciándose todo su cuerpo. Al llegar al apartamento empiezan a desnudarse, a besarse, a amarse, mientras una dice: "No vuelvas a hacerme esto más, mi amor" . "Te lo juro, mi vida, no volverá a ocurrir. Te amo.... Por cierto, me dijeron que el fin de semana pasado te vieron tomándote unas copas con un hombre. ¿Quién era?". "Nadie, mi vida, un pesao que quería acostarse conmigo..."

Escribir te da sorpresas, porque vas descubriendo cosas sobre los personajes. Como yo ahora, que vengo a averiguar que la chica le ha mentido al hombre. La otra mujer no es su hermana, es su amante... Sigo escribiendo, tengo que hacerlo. Escribir, escribir y descubrir el porquè de su actitud con Jorge, saber a ciencia cierta por qué llegó a acostarse con él. Pero para eso voy dejar correr mi intuición a la vez que el teclado. Creo que ya lo tengo....... La noche que pasó con él estaba despechada con su amante, por eso decidió aceptar la invitación. Su frustración durante las horas que pasaron juntos solo indica una cosa: no había terminado de asumir que jamás podrá corresponder a los besos apasionados de un hombre. Quizás a partir de ahora deje de presentar a su amante como su hermana.



RAÚL JUNQUERA

Espero les haya gustado, eran tiempos buenos aquellos en los que se forjaban esta amistad que aún perdura, hoy mi alegría tiene un motivo, y la misma la he querido compartir con todos ustedes de esta forma.

"FELICIDADES PRIMO ÁNGEL Y SU QUERIDÍSIMA MUJER NOELIA POR VUESTRO BEBÉ, PARA USTEDES DOS LES DEJO ESTE PRECIOSO VIDEO"




PD. Pinchando sobre "Tequila I, Tequila II y Tequila III" pueden acceder directamente a los post originalemte publicados en Calle Quimera y visualizar los comentarios, que de antemano recomiendo, pues en esa calle forman parte del los post.

7 comentarios:

Calle Quimera dijo...

jO PUTA ,QUE MAS EMOCIONAO...MAMON...............

ion-laos dijo...

Me has dejado alucinada,qué manera de escribir,que corazoncito mas tierno hay debajo de caparazon,lo deberias de mostrar mas...
Un besito solete

Anónimo dijo...

Holaaaaa Raúl!! viste que no me perdi? pasa por mi blog que tienes premios esperándote!! un abrazo amigo. Vic

Anónimo dijo...

Holaaaaa Raúl!! viste que no me perdi? pasa por mi blog que tienes premios esperándote!! un abrazo amigo. Vic

ISIUS dijo...

Buf, que final, nunca lo hubiese imaginado, ha sido genial.
Desde aquí le mando también la enhorabuena a tu primo...
Feliz finde...Besos

...flor deshilvanada dijo...

Me quedé de boca abierta Wapetón, me encanta que me sorprendan los finales y este lo hizo.

Te dejo un besito, que tengas un lindo fin de semana!

GELI dijo...

Jopeta killo, pues si que tienes una cabeza bien amueblada.

Me ha gustado la historia, pero sobretodo el final.

Un beso de chocolate.

Geli.